domingo, 10 de agosto de 2014

¡Cuánto tiempo!

Casi 2 años después vuelvo. Para dejar constancia de que el representante del corre cabronismo en Alemania está cumpliendo con su misión y no ha bajado los brazos.


¿Qué ha pasado desde entonces? Primero tuve que pagar el exceso de motivación que me provocó una sobrecarga en general y molestias serias en el tendón de Aquiles. Estuve cuatro meses sin correr, limitándome a hacer pesas, natación y bicicleta estática. Cuando empecé a correr y entrenar de verdad, a finales de Abril del 2013, el mundo de atletismo en Alemania ya estaba en plena temporada. En carreras era algo frustrante no poder correr a las velocidades habituales, pero era consciente de que tendría que ser una temporada de transición para volver al ataque y así me la tomé. Aparte de un duatlón cross en equipo que hice con un amigo en el 2013 sólo participé en 4 carreras:
  • un trail de 10k y 500m a 4’35
  • 13k y 250m a 4’02
  • un 10k en 38’02
  • un trail de 17k y 300m a 4’20

Me faltaba chispa, aunque el nivel que tenía sobre septiembre/octubre ya era bastante prometedor. Llevaba 5 meses entrenando a buen ritmo pero notaba que era tiempo para bajar otra vez y hacer una pretemporada extensa de 3 meses para el 2014 y llegar preparado a las primeras carreras serias que en Alemania suelen ser sobre finales de febrero, principio de marzo, cuando se supone que ya no hay nieve.


Arranqué la pretemporada curiosamente con una carrera, no con un entrenamiento. Había bajado a mediados de octubre, 4 semanas de sólo 2 entrenamientos por semana. Quería empezar a mediados de noviembre con la pretemporada. Hice los dos primeros entrenamientos y cogí una maldita gripe de esas que cuando pensaba que la había superado recaí. Cuando llegué a Málaga llevaba casi 4 semanas sin entrenar, más las 4 semanas de bajada = 8 semanas sin entrenar a ritmo. Pero no me quería perder la carrera de Cártama porque me hizo mucha ilusión ver las caras de la gente con la que había coincidido en tantas carreras y tantos entrenamientos. Hacer el ridículo a nivel deportivo no era un posibilidad, era una certeza, pero me dió igual.


La carrera y la semana que pasé en Málaga y que aproveché para entrenar a diario me sirvieron para recuperar la forma perdida. 5 semanas después corrí un cross y me faltaba todavía de todo, pero al menos pude ir al ritmo de gente que suele hacer 1:22 en una media o 3:00 en una maratón. Desde entonces he mejorado con cada una de las 8 carreras en las que he participado. También han cambiado los planes y los objetivos desde entonces. Empecé la temporada con la idea de bajar de los 37’ en un 10k, jugar un buen papel en las carreras de subidas contínuas y terminar en un puesto entre los 20 primeros en el computo final del circuito. Con la segunda parte estoy cumpliendo, después de 3 de 7 carreras del circuito ocupo el 12º puesto de la clasificación general y el 3º de mi categoría. Pero desde hace un año sólo he hecho una carrera debajo de 4’. La culpa no sé si la tengo yo, pero no consigo cuadrar ninguna carrera llana con mi calendario, siempre hay algún rompepiernas o una carrera de subida continua que me atrae más. Parece mi destino: subir montañas. 


Y parece que todos los dioses se han puesto de acuerdo. Mi nueva casa a donde me he mudado hace 3 meses está rodeada de viñedos a orillas del río Rin. Una zona idílica, con subidas tendidas, rampas duras, falsos llanos pero sin un metro en llano! Me estoy quejando de vicio. Es el entorno ideal para hacer lo que me encanta: luchar contra la ley de gravedad, entrenar duro, coger forma para carreras de subidas y rompepiernas, desconectar y disfrutar del ambiente.

 

No son las carreteras de la Axarquía, de Almáchar o Comares. Tampoco son los carriles por los Montes de Málaga, Jarapalos o de la Maroma. Son otro típo de carreras de ensueño y otro típo de carriles por mundos abandonados. Pero los retos siguen siendo los mismos. Y para contar las historias de cómo hacerlos realidad os estoy escribiendo.  

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